martes, 16 de noviembre de 2010

Bibliografía



htpp://www.psicologia.online.com/artículos/2005/resilencia-social.shtm/
Módulo de intervención psicosocial en la comunidad. UNAD.

CONCLUSIONES


1.    Nuestro conocimiento a lo largo de la historia nos hace saber de las capacidades que el ser humano tiene para sobreponerse a los daños en general y por lo tanto saber de las capacidades que ha desarrollado este
2.    La expresión de este potencial nos ha generado bienes tanto físicos como materiales, culturales, intelectuales y tecnológicos, esto se va dando por cúmulo sucesivo en cada una de las culturas, desarrollando así aquello que será nuestro tema de interés y estudio: LA RESILIENCIA.
3.    la resiliencia en la sociedad así como el desarrollo de ésta en las personas que son susceptibles al maltrato, las condiciones de desarrollo y los factores que nos ayudan a generar la resiliencia, aunque también es importante mantenerla y para esto se realizo el tema de las estrategias para construir y mantener la resiliencia y por ultimo pero no menos importante la intervención y desarrollo de la resiliencia en niños.
4.    Hay que tener por bien sabido que la resiliencia no solo nos sirve para poder resolver problemas y vivir bien tiene aun un significado más amplio con una perspectiva diferente de la vida.
5.    Invertir en la resiliencia sería mucho más barato y seguramente se lograra a mediano plazo la reducción de algunos efectos adversos como la delincuencia, la prostitución, la violencia, drogadicción, (Ángeles, R. y Morales, J. 1995) pero queda una gran duda al aire donde queda la justicia social y el desarrollo humano para cada uno como individuo no uno más generalizado que por lo común hace que las personas vayan perdiendo la seguridad de lo que son y lo que valen.
6.    La resiliencia nos indica, la necesidad de focalizar nuestra búsqueda en los recursos personales y ambientales de que disponen los individuos, sus familias y la comunidad. Y se cambia, desde una intervención en el beneficiario directo a una intervención que incorpora a la familia y a la comunidad durante todo el proceso de cambio. Se incorporan actividades educativas que abordan las distintas dimensiones de la resiliencia. (González, 2005).
7.    Se deben impulsar acciones para favorecer a la inclusión social de la resiliencia, para que se aproveche la vitalidad, la capacidad y la energía para participar activamente en el presente y construir con el apoyo un proyecto de vida, tenemos que considerar acciones y características que promuevan la resiliencia y que este tema debiese ser prioritario no solo para los profesionales de la salud sino para todas aquellas personas que estén en contacto directo con niños y adolescentes.

INTERVENCIÓN DE LA RESILIENCIA EN NIÑOS

La resiliencia es más que resistir a los embates, al temor a los riesgos, es tomar cada circunstancia adversa como un desafío que pone a prueba todas las potencialidades de un individuo.
Existen tres pilares que sostienen la capacidad de resiliencia:
  1. La capacidad de juego. No tomarse las cosas tan a pecho que el temor impida hallar las salidas. Y en este caso el sentido del humor, el mirar las cosas como desde el revés de un larga vista permite tomar distancia de los conflictos. La creatividad, la multiplicación de los intereses personales, los juegos de la imaginación relegan esas causas de alarma a su justo lugar, revitalizarla para no deprimirse.
  2. La capacidad de encarar las situaciones con un sentimiento de esperanza. Y para ello es fundamental tener al menos a alguien en quien depositar los afectos, admiración, que sirven como guía y estímulo. Es lo que en el lenguaje común de los grupos de resiliencia se conoce como “engancharse. Son esenciales asimismo las llamadas “redes de sostén” o de contención, vínculos que enriquecen e impiden que la persona se sienta en una intemperie vital. Amigos, un maestro, una comunidad barrial, los grupos de resiliencia obran como apoyo y estímulo permanentes.
  3. El auto sostén. Se puede resumir como un mensaje que la persona elabora para sí mismo. “yo sé que esto me va a pasar”, se dice ante un mal trance. O sea: “Me quiero, confío en mí, me puedo sostener en la vida”.
Los intentos por descubrir el sustento biológico de los comportamientos resilientes no sólo se interesan por sus alcances teóricos. Interesan también por sus implicancias prácticas. Ciertamente, la determinación de los elementos, condiciones y relaciones que participan en la configuración del desarrollo infantil abre nuevos espacios a la intervención.
Hoy día es necesario saber cómo primario la necesidad de fortalecer a los niños interiormente para que puedan resistir a un mundo tan difícil como son las globalizaciones, informarlos, formarlos favorecer cada etapa de crecimiento si apurarlos a vivir conociéndose a sí mismos (Ramírez, 1995).
El apego va desde la cuna hasta la tumba, pero los tres primeros años son muy formadores de la personalidad y los más estructurantes en términos de resiliencia. Pero hay relaciones de apego posteriores que también son resilientes. Las investigaciones señalan que a mayor inteligencia, mayor capacidad de resiliencia, pero estamos apostando a que se pueden desarrollar comportamientos resilientes en todas las personas  (Sánchez  2003)

ESTRATEGIAS DE LA RESILIENCIA


Las personas no reaccionan de la misma forma a los mismos eventos de vida traumáticos y estresantes. Un enfoque para construir resiliencia que le funciona a una persona puede no funcionarle a otra. Las personas utilizan una gran variedad de estrategias. Algunas variaciones pueden reflejar diferencias culturales. La cultura de una persona puede tener un impacto en la forma en la cual comunica sus sentimientos y trabaja con la adversidad.
Haga conexiones. Buenas relaciones con la familia y amistades cercanas y otras personas relevantes. Algunas personas encuentran que, a pesar de que han sufrido pérdidas ayudar a otras personas les hace sentir bien sobre sí mismas.
Evitar ver las crisis como problemas insuperables. Puede cambiar la forma en que cada individuo interpreta el “huracán”. Tratar de ver más allá de la crisis actual y cómo las circunstancias futuras pueden ser un poco mejores. Moverse hacia las metas hace que las estrategias desarrollen la capacidad de ser exitoso y ser un individuo resiliente que se integra en una comunidad.
Reconocer la propia fortaleza y recursos para tratar con situaciones difíciles puede ayudar a desarrollar confianza en sí mismo. Prestar atención a sus necesidades y sentimientos. Otras formas de fortalecer la resiliencia pueden ayudar, la clave es identificar formas que podrían resultar bien como parte de una estrategia personal para desarrollar resiliencia (Domínguez, 2005).
Trabajar en el campo de lo resiliente en un individuo implica un cambio paradigmático en el sentido de hacer hincapié en la fortaleza innata y ver las cosas como algo positivo y no como riesgo total las cosas se han creado para mejorar su entorno no para dañar su salud.
Una adecuada estimulación en los primeros años de vida tendrá un gran beneficio para el futuro puesto que el apoyo familiar y la integración hacen que una persona desarrolle confianza en sí mismo y esto en un futuro se verá reflejado en los proyectos y el éxito o fracaso que se obtenga de éstos (Sánchez, 2003).

Resiliencia comunitaria


Se trata de una concepción latinoamericana desarrollada teóricamente por E. Néstor Suárez Ojeda (2001), a partir de observar que cada desastre o calamidad que sufre una comunidad, que produce dolor y pérdida de vidas y recursos, muchas veces genera un efecto movilizador de las capacidades solidarias que permiten reparar los daños y seguir adelante. Eso permitió establecer los pilares de la resiliencia comunitaria:
 Autoestima colectiva, que involucra la satisfacción por la pertenencia a la propia comunidad.
 Identidad cultural, constituida por el proceso interactivo que a lo largo del desarrollo implica la incorporación de costumbres, valores, giros idiomáticos, danzas, canciones, etcétera, proporcionando la sensación de pertenencia.
 Humor social, consistente en la capacidad de encontrar la comedia en la propia tragedia para poder superarla.
Honestidad estatal, como contrapartida de la corrupción que desgasta los vínculos sociales.
 Solidaridad, fruto de un lazo social sólido que resume los otros pilares.
De lo que trata entonces es de determinar por parte del agente externo con la comunidad la capacidad resilientes de esas personas y comunidad, cómo han enfrentado las situaciones difíciles, que no necesariamente han de ver con catástrofes, sino que muchas veces se dan en la vida cotidiana; indagar qué elementos se presentan en ellos, que han construido en sus procesos psicosociales con respecto a lo que se ha denominado los pilares de la resiliencia y la resiliencia comunitaria. Ellos nos da una buena comprensión de esa comunidad en relación con la manera cómo afronta los problema y los supera. A partir de allí, y desde la cotidianidad comunitaria y personal se establecerán estrategias o bien para generar resiliencia o bien para apoyarse en ella para sacer adelante los proyectos de la comunidad.